Informática
viernes, 11 de diciembre de 2015
Crítica de Cine
“The imitation game”
Basada en 'Alan
Turing: The Enigma', la biografía escrita por el líder del movimiento gay,
Andrew Hodges, sobre la vida del británico matemático Alan Turing. En la
película se desvela la realidad que rodeó a una de las personas que hicieron
posible la derrota del ejército nazi en la Segunda Guerra
Mundial.
“The Imitation Game” es una biopic
realmente ejemplar. La vida de Alan Turing cuenta con todos los elementos para
resultar interesante y la película del noruego Morten Tyldum los aprovecha de
manera inteligente. Turing es un personaje lo suficientemente desconocido,
complejo, fascinante y relevante en la historia de la humanidad para que el
fantástico guión de Graham Moore salgan victoriosos apostando por su personaje
protagonista, sin desviarse hacia otros personajes o al entorno histórico en el
que se desarrolla su historia.
Una película clásica, con un
montaje sobrio que utiliza sin abusar el recurso del flashback, se permiten
casi prescindir de localizaciones exteriores o que muestren las consecuencias
directas de la segunda guerra mundial,
Benedict Cumberbatch, el actor
británico, aprovechó su momento eligiendo este proyecto, siendo muy consciente
de que este es el año en el que su estatus pasa de grandísimo actor a superestrella.
El resto del fantástico reparto
cumple magníficamente, sin olvidar por un momento su papel secundario y sin
ensombrecer jamás a su protagonista.
Destacan Keira Knightley y Mark
Strong impecable como director del MI6. Charles Dance y Matthew Goode rebosan
presencia y elegancia puramente británicas.
Más discutible, es la confusión
entre la ‘Bombe’ de Turing y Colossus, el que muchos consideran el primer ordenador
digital de la historia, y cuyo diseño fue influenciado por las ideas que
desarrolló Turing en los años 30, pero sin su participación directa (lo cual no
le resta, naturalmente, ni un ápice de brillantez). En la película ambas
máquinas parecen fundirse en una totalmente ficticia “Christopher”. Colossus
fue, sobre todo, obra de Tommy Flowers,
otro personaje al que la historia parece haber decidido robar protagonismo.
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